Semestre 4

En un momento en el cual la diversidad de medios tecnológicos,las prácticas artísticas no-objetuales y relacionales, las complejas relaciones de mercado y construcción del prestigio artístico sostenido en la idea de “novedad” emergen para transformar la historia del arte, la pintura empieza a quedar relegada como una manifestación tradicional (o más bien arcaica) y decorativa, entendida como puro estereotipo y ausencia de una pretendida “vocación crítica”. Ante esto, la pintura como medio artístico puede resistir, y tiene la posibilidad de renovar su discurso a través de un conjunto de pro- puestas que den cuenta de estos nuevos procesos e inquietudes y que, al mismo tiempo, construyan un proceso de reflexión a partir de sus particularidades técnicas, formales, e incluso históricas. Creo entonces, que la pintura es una práctica aún viva, vigente, y siempre abierta a nuevas exploraciones. La pintura como medio, es un punto de conexión entre elementos tan diversos como el dibujo, el color, el pigmento y la composición. De igual modo, la pintura es una práctica histórica y un proceso de pensamiento. Por eso, para entender estos múltiples enlaces, propongo un taller en donde es fundamental la familiarización y experimentación con distintas herramientas técnicas y compositivas, el desarrollo de un discurso narrativo o reflexivo de la pintura que comprenda la relación conceptual con la forma en que ésta es producida y, también, la apertura de un espacio en el que las diversas formas de presentación y representación puedan ponerse a prueba en relación con ideas, gestos o impulsos específicos, esto para poder dar luz a mecanismos o prácticas propicios para establecer un lenguaje propio en el que se re- fleje, más que una serie de imágenes genéricas o, sólo en apariencia, “contemporáneas”, un proceso de pensamiento y producción de subjetividad.